Nuestros hijos, esos locos bajitos de los que hablaba Serrat. Con su llegada cambian nuestras prioridades, nuestro plan de futuro, nuestra vida. Asumimos nuevas responsabilidades y nace en nosotros un sentimiento nuevo, la paternidad o maternidad. Biológicos o adoptados, con o sin historia anterior, iguales en derechos y diferentes todos entre sí.
Ante nosotros un gran reto, darle a cada uno de ellos lo que vaya precisando según sus necesidades, éstas van a ser distintas para cada uno de ellos, porque cada uno de ellos es único, como lo somos cada uno de nosotros. Y el punto de encuentro entre todos: el amor, el corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario