Espero y deseo que no sea tarde. Se aproxima un año más la fecha del 11 de septiembre y suenan tambores de guerra por parte de extremistas de uno y otro lado. Aparece un loco en Florida pistola en mano dispuesto a quemar Coranes y a la interpol se le ponen los pelos como escarpias, mientras en Somalia los radicales de Al-Shabbaab usan de excusa al pastor de esta "iglesia" integrista para dar caña. Y ya está el follón montado, si no era poco el parto de la abuela.
Espero y deseo que no sea tarde para hablar de convivencia interreligiosa.
"• La regla de oro de las religiones: Resaltar la regla de oro de las religiones es resaltar la regla de oro de toda convivencia humana basada en la dignidad y la igualdad, “haz a los demás lo que quieran que hagan contigo mismo”, fundamentada en la dignidad y sacralidad de todo ser humano.
• Las cuatro enseñanzas básicas de las religiones: “No matarás”, como fundamento de una cultura de la no violencia; “No robarás” como fundamento de una cultura de la justicia y la solidaridad; “No mentirás”, como fundamento de una cultura de la verdad y la transparencia; “No serás infiel”, como fundamento de una cultura de igualdad de géneros y de compañerismo hombre-mujer.
• Los lugares sagrados como focos de fraternidad: Los lugares de silencio, culto y peregrinación pueden convertirse en “oasis” en el camino de la vida y la justicia, alimento de una mística necesaria para la solidaridad y de fortaleza y resistencia en la dura lucha por la justicia, y de la vida en sí misma. Lugares de cultivo de la gratuidad y el servicio fraternal frente a la competencia y el anonimato.
• Red de ciudades sin muros: En los cada vez más frecuentes contextos multiculturales las religiones pueden ser factores aglutinantes que ayuden a superar provincianismos y atrincheramientos religiosos, políticos o civiles. ¿Por qué no soñar con núcleos de comunidades o espacios de convivencia interreligiosa cada vez más frecuentes?
• Construcción de tejido social: Las religiones son parte sustancial de muchas identidades desubicadas en contextos de emigración. Pero también otros muchos sectores sociales pueden encontrar en la religión un factor aglutinante y reconstructor de sus identidades grupales. De hecho, ha sido así no pocas veces.
• Crítica del culto al mercado: Puede ayudar a formar en esa libertad interior, en la ascesis necesaria para intentar superar las cadenas del poder y el dinero.
• Ubicación correcta de los nacionalismos: Sería un gran servicio a la sociedad si las religiones fueran capaces de ser plataformas desde donde, por encima o a través de las diferentes identidades culturales, nos sintiéramos miembros de una misma familia humana, y por tanto convertirse en focos de interés por una gobernanza mundial y un derecho internacional realmente democrático.
• Acogida al extranjero, al emigrante, y espiritualidad itinerante de las religiones: El Dios de las tres tradiciones monoteístas es un Dios que ama al huérfano, a la viuda y al extranjero. Para el cristiano, la acogida al extranjero es un criterio fundamental. En el Islam la hospitalidad es pieza clave. Y en el judaísmo siempre está presente el recuerdo de Dios a Israel de que ellos fueron extranjeros. Las religiones pueden ayudar a comprendernos como peregrinos, como huéspedes, como no propietarios, sin “ciudad permanente”, que diría San Pablo. Como dice Jaume Flaquer, no es sólo la acogida el fruto positivo de la atención solidaria a la inmigración sino el “descentramiento” de las sociedades de acogida, el hacerlas conscientes de que su estabilidad les ha hecho perder la dimensión peregrinante de la vida, un elemento esencial en todas las religiones."
Esteban Velázquez Guerra. Asociación Paz con Dignidad.
Espero y deseo que no seamos arrastrados al odio por la intransigencia y el radicalismo religioso.
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